- ¡Oh, por Dios, no! ¡No!
- ¿Quizá como estudiosa de la naturaleza humana - interpuso la señorita Lavish- cual yo misma?
- ¡Oh, no! Soy simplemente una turista.
- ¡Oh, sin duda! - dijo el señor Eager -. Pero ¿cree que lo es? Si no me juzga grosero, me atreveré a decir que a los residentes algunas veces nos dan lástima ustedes, pobres turistas, y no poco; llevados como un paquete de Venecia a Florencia, de Florencia a Roma, viviendo como un rebaño todos agrupados en pensiones u hoteles, completamente desconocedores de todo lo que no se encuentra en el Baedeker, sólo con la ansiedad de alcanzar "lo hecho" o "hacia", y seguir para cualquier otro lugar. ¿Conocen la historia de la muchacha americana en el Punch que pregunta: "Dime, papá, ¿qué viste en Roma?". Y el padre le responde: "Pues creo que en Roma es donde vimos al perro". Esto es viajar para ustedes. ¡Ja!¡Ja!¡Ja!
¡Buen viaje!